2 de noviembre de 2017

sueño final

Creo caer.
Creo advertir un final.
Una flor puede fácilmente
pertenecer al sol
o a cualquier rapto de la memoria.
Pero es que
los pasos nuestros
parecen demorarse en donde siempre
en esa dimensión previa al caos,
previa
al silencio original.
Es que si hurgo
encuentro
destellos ruinas escaleras
puertas corroídas
salones flotantes
extensos corredores derruidos
construcciones a medio terminar.
Y en el centro del paisaje
una mesa
con su blanco mantel
y en el aire
los seres
que podrían ocupar la escena
aunque algo se los impide.
Siempre  circulando está
la criatura que espía
o corre detrás de mí
o quita los objetos con los que podría tropezar.
En el centro
hay una fuente
donde se destilan los sueños
unos suben
otros crecen
otros retornan
otros derriban todas las puertas.
Al otro lado de la última puerta
no había nada.
Entonces el final es
el fin de la continuidad
de esas imágenes cosidas a la piel
o a la intención
o dibujadas en el margen de un cuaderno,
o tu boca abierta
cualquier día de lluvia
para llamarme en la distancia
pero arrepintiéndose,
pero invirtiendo ya
los finales posibles.




Suelto globos de color en el paisaje blanco. Adentro de la imagen veo a la niña que tiembla. Le acerco por un borde una cano...