8 de diciembre de 2014

Fronteras

























Un artista no tiene patria.
Su patria es el mundo.
Su familia son todos los que miran
todos los que oyen
todos los que cantan, leen y bailan con él.
Un artista es un soñador
que desafía el límite
ordenado y prolijo que dicta la sociedad,
la sociedad, la misma que lo aplaude
lo castiga
lo encierra
lo esconde.
Un artista es un pájaro con conciencia de ser,
con viento en los ojos
con espadas de amor letal
con ojos que se quedan en los otros
para siempre,
con palabras y gestos
que se quedan en los otros para siempre.
En su madeja de hilos
surgidos del gran cielo
el artista trama su magia,
a veces en las palmas de los otros
a veces de espaldas al mundo.
Entra y sale de su circo
sólo parar respirar,
sólo para recordarse cada tanto
que también come ama y camina.
Después sigue sediento
atolondrado por hacer pie en la trama infinita,
por dejarles a los otros
noticias del gran cielo
fórmulas para sonreir
y alas para entender que no hay sitio
más preciado
que el que puede surgir
sólo en total libertad
sólo cerca del corazón.
Ese lugar que antes no existía
donde ahora puede vivir quien quiera
sin límite, sin bandera,
sin oriente y occidente,
un mismo lugar
que el artista abre como un reino sagrado
como una tierra de nadie y de todos,
labrado con hilos de su amor,
con sus dientes y sus manos sangrando
sobre hilos surgidos del gran cielo
sobre diamantes surgidos de su amor.


Foto / Poesía por Cande Rivero
Modelo: Marina Reynoso


Suelto globos de color en el paisaje blanco. Adentro de la imagen veo a la niña que tiembla. Le acerco por un borde una cano...