27 de abril de 2014

Canción comunicada o las flores del lenguaje

















Antes que Eros
y antes que el sol
antes de arrojar la primer piedra
y oir su sonido.
Antes que el primer cielo
escribí estas palabras.
Yo aún no sabía existir
no tenía ni piel ni corazón.
Y escribí con lo anterior a mí
con lo anterior a mi boca
con lo anterior a mi sangre.
Escribí siendo invisible,
acerqué algunas palabras entre sí.
Ellas viajaron tiempo adentro
hasta el bosque en el que se nace.
Cuando comiste de mis palabras
ya eran viejas
ya habían andado y desandado el amor
y sólo por jugar asintieron responderte
clavaron en tu cuerpo la palabra mayor,
como una bandera
que lleva en sí todo lo dicho
todos estos siglos de decir.
Y todos pensamos que era el fin.
Que algo se engendra en este tiempo
para comunicarnos en el tiempo que vendrá.
Que algo como unas señas imprecisas
indescifrables todavía
podrán dictar a futuro
lo que tengamos que decirnos
podrán salvar o destruir
podrán crecer
como crecen flores entre piedras abandonadas
como crece luz como por error
entre cosas que ya no son.




FOTO / POESÍA Candelaria Rivero


24 de abril de 2014

Procesión o el duelo de la abeja reina.














Entonces la celebración
va quebrándose de a poco.
Entre las escaleras del tiempo
andan los trajes gastados.
Las máscaras que ya no responden
que ya no son lo que deberían ser.
Entonces todo queda al descubierto.
Y si hubo un canto
y un pequeño rey en su trono
con su puñado de mentiras,
y si hubo un amor
anterior al cielo
anterior a la tierra
temblando entre los pájaros,
y si hubo un amor
cayendo hacia su propia trampa
aniquilando el jardín frutal
y la palabra, 
y si hubo un amor
que no supo ser intenso
como el café
como esta mañana
como la sonrisa que nos dura dentro
porque otro vivió en ella antes,
y si hubo un amor que no supo
llenar el espacio entre dos células muertas
si no supo ocupar
el lugar que el universo le asignó.
Entonces la fiesta irá cerrándose hasta desaparecer
el carnaval minúsculo donde nos disfrazamos para traicionar
la procesión minúscula en la que me até sin darme cuenta a tu vida
y avancé por la calle sin mirar
como una muñeca desarticulada y sin sonido
como un cuerpo de muñeca sin sangre
rebotando entre los cuerpos también ciegos
también desprevenidos
de esta ciudad.




FOTO / POESÍA Candelaria Rivero


 

23 de abril de 2014

Crisálida o el pozo del sueño
















Qué es esto que cae sobre mí
filos  cruces  espinas
agua bajo el agua dorada del olvido.
Qué es esto que ante mí responde
como una voz originaria y única
que nombra cuando callo.
Camino        
sobre las catedrales invisibles y el horror
bebo del mal, de su fuente secreta.
Me desvisto en mi propia miseria
cuelgo mi piel al sol.
Nada es demasiado
nada alcanza
Ni las frutas dulces ni tu pequeño himno
para alejar las moscas y la muerte.
Nada sube por el vientre del sol hacia mi ruina
hacia mis ventanales
hacia mi árbol quebradizo y hueco.
Camino
nadie se detiene en mis dedos,
todo lo que podía desear se ha vuelto pájaro
y cubro con arena los talismanes y el dolor
y cubro la boca del mago con cinta de papel.



 FOTO / POESÍA Candelaria Rivero 






















Me arrodillé junto a las cenizas.
Me confundí en el humo azul del pasado.
Construí un templo con sonidos huérfanos
con águilas vencidas.
Fui por el camino largo pero no hubo lobos
ni bestias que rondaran mis palabras.
Fui por el camino largo dejando piedras
para después volver.
Para crecer desde lo débil hasta tu isla brillante.
Me arrodillé para cantar en silencio
y dar forma a una lágrima
y tallar en tu sueño un castillo de agua
con una puerta atada al vacío,
y dar forma a un pájaro
y olvidarlo después
entre las flores que duermen en tu abrazo.
Me arrodillé para morir o renacer o las dos cosas.
Para arrojar los dados en el cielo abierto
para inventarle un cuerpo y una voz a mi destino.



FOTO / POESÍA Candelaria Rivero


Suelto globos de color en el paisaje blanco. Adentro de la imagen veo a la niña que tiembla. Le acerco por un borde una cano...