Conozco a la mujer verde
la he visto avanzar y retroceder
en harapos
o desnuda
o invisible.
Conozco a la mujer verde
tanto
tanto
que sé reconocerla cuando grita
en mitad de la noche
o me dice en secreto: “algo no va bien”.
Conozco a la mujer frutal
que baja desde un sueño
hasta mi tierra desencantada
y miserable.
Ella crece o se esconde
diminuta o gigante,
salta sobre la luz
para ir siempre más lejos,
desenvuelve mi miedo
lo confunde
lo apaga
lo devuelve a su sitio.
En mi galera sin fondo
donde abandono lo amargo
la encontré agazapada
con su llave de oro.
Me dará su dictamen
cuando todo haya muerto
y yo esté en el jardín de amapolas
intentando levantarme a dar batalla
con un disfraz desecho
de gladiadora sin cielo.
Cuando todo esté seco
ella encenderá mi duda,
pondrá nuevo viento
en mi viento cansado,
traerá el agua y la luz
para resucitarme.
Poema incluído en el libro "Mujer frutal" Ediciones Jardín de luz 2016
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