El
aparecido
Resulta
que pienso
en
que me diría
ese
que no está.
Seguramente
me
miraría a los ojos
buscando
explicaciones
buscando
respuestas.
Resulta
que estoy pensando
en
que
la
memoria del país
pende
de un hilo
la
justicia del país
pende
de un hilo
la
educación del país
pende
de un hilo.
Entonces
vos te aparecés
en
la maraña
de
los días agitados
y
me preguntás a mí
¿qué
es lo que queda en ustedes
del
sueño libertario?
¿del
sueño revolucionario?
¿de
ese intento de país?
Y
me decís que nos ves
distraídos
y
cansados,
vos
te aparecés y me decís
que
la herida
fue
más profunda
de
lo que creímos que podía ser,
que
los años sólo siembran desmemoria,
el
andar por un camino
cada
vez más angosto
ignorando
que las lágrimas
vienen
de lejos.
Resulta
que te escucho
pensativa
a
punto de llorar
por
no poder dimensionar
qué
dirían todos los que faltan.
Entonces
me calmás,
me
decís que las batallas
se
libran también
en
el día a día
poniendo
amor en lo que se hace,
me
decís que aguante
que
no me rinda
que
algún día el mundo
sonreirá
para los más débiles
para
los más pobres
para
los más huérfanos.
Entonces
me calmo
y
aparecen otro más
y
nos reunimos en un gran abrazo,
y
cantamos
y
reímos
y
lloramos,
aunque
no sé exactamente
quien
es quien
porque
se llevaron hasta sus nombres,
aunque
lo que más importe
es
que están
cada
vez que elijamos recordar,
al
cantar un himno
donde
suenan y sangran
mil
pájaros heridos,
al
levantar una bandera
ultrajada
por la historia,
pero
entera todavía
todavía
celeste blanca celeste
como
ese viejo cielo
como
el cielo de hoy.
Texto / Fotografía por Candelaria
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