en el que detener el tiempo
y filtrarme y correrme
y desdibujar el círculo viciado.
Tuve un poco de luz entre las manos
entonces detuve la marcha
y miré alrededor.
Los amigos tienen sus cabezas
bajo tierra
como un avestruz.
Los amigos no pueden mirar el sol
ni pensar
ni tener un intersticio en la realidad
para ir y venir por calles o ideas.
Los amigos como tantos otros
están siendo explotados en oficinas y fábricas
en cajas de supermercados
o construyendo ladrillo a ladrillo una casa que no habitarán.
Yo tuve y agradezco
un intersticio sagrado
para mirar alrededor
y calzarme la palabra libertad
y sentirme sola
porque era un lugar deshabitado prohibido
porque ni mis amigos ni tantos otros y otras
pueden elegir casi nada
o nada
porque no pueden pensar en que la libertad
puede ser algo más que una palabra.
Yo anduve en mi libertad anduve sola
y quise llamar a mis amigos
pero ellos estaban sin poder pensar
sin poder sentir.
Yo quise sacar sus cabezas
que estaban bajo tierra
para que les dé el sol
para poder pensar juntos otro mundo.
Pero mis amigos como tantos otros y otras
tenían que comer y dormir
y levantarse temprano
a tallar la libertad ajena.
Foto / Poesía por Cande
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