Y si fuera posible
arañar la oscuridad
y alcanzarte.
Desenterrar tu sombra de
las sombras
traerte hasta mi puerta.
Y si fuera posible
detener lo veloz
los gestos que se caen en
el silencio.
Y si fuera posible
enmudecer sin más
con el cuerpo hecho un
nudo
con las lágrimas secas.
Me asomaría por descuido
en el filo de tu piel
desconcertada después de
un sueño tan profundo.
Con mis labios meciendo
esta alegría.
Y sería un tallo
una ventana en tu nombre
un animal encerrado
a punto de salir de sí
mismo.
Sería el fuego que
comienza a brillar
con la confianza de
poblarlo todo
delimitando una zona de
influencia,
el jardín posible
de lo que late a mi
alrededor.
Fragmento de libro en preparación).
Foto: Candelaria Rivero
Foto: Candelaria Rivero
No quiero imaginar.
Ni cerrar ni abrir.
Ni partir ni quedarme.
Quiero cada cosa en su justo lugar.
En su hora justa.
Quiero que tu voz se abrace a mi voz
si así debe serlo.
Pero que en el punto en que se encuentren
no pueda caber nada más
no puedan parecer algo distinto.
Quiero que sean una flecha en lo presente.
Un pájaro de dos colores
que en su canto no sepa mentir.
Ni cruzar el cielo
antes que el sol lo llame.
Fragmento de libro en preparación).
Foto: Candelaria Rivero
Cuando se encuentra,
después de haber buscado
tanto,
una razón sencilla
para justificar nuestras
acciones
para sostener cada
batalla
hasta el final.
Cuando se encuentra la
luz
con la sombra
y juegan su juego sin
nosotros.
Cuando se encuentra
el último lamento
la forma en que el miedo
nos arrastró por el piso
hasta cansarnos
hasta convertirse en otra
cosa.
Cuando se encuentra el
amor
no precisamente a la
vuelta de la esquina
pero sí en un lugar
inesperado
con las defensas bajas.
Y estampa en nosotros su vuelo
su grito sostenido.
Entonces todo lo otro
lo que nos mueve a vivir
los días en la luz
los días en la sombra.
Entonces el miedo y sus
puñales
escapan definitivamente
de la carne.
Entonces las razones
que nos sostienen y
justifican
se vuelven claras.
Los animales eternos los
ángeles dormidos
que atraviesan el cuerpo
que respiran en cada
célula
que desconocen a nuestros
enemigos
van alimentando un fuego
secreto
silenciosamente
en el laberinto de
nuestras decisiones.
Fragmento de libro en preparación).
Foto: Candelaria Rivero
Suelto lo que se pierde.
El olvido / el pacto / la
promesa.
Suelto lo que no tenga
posibilidad
de crecer.
Suelto lo que durante
años permaneció atado
silbando una canción
siniestra
apenas percibida.
Es que estaba distraída
mirando cómo las flores
se hacían grandes
o cómo se secaban
porque olvidé regarlas.
Estaba mirando algunos
rostros
que aparecían por
momentos
en algunas pausas
en algunas grietas del
amor.
Pero la que dormía
despertó,
corrió hasta un
acantilado y se lanzó a volar.
Ya no carga inútiles piedras
inútiles palabritas
sepultadas demasiado adentro.
Ahora vuela,
desaprende el manual para
vivir
o lo aumenta y corrige.
Fragmento de libro en preparación).
Foto: Candelaria RiveroEl después del poema.
Sentarse a esperar que todo se cumpla.
Que las pequeñas profecías
emerjan del papel.
Que las sentencias se vuelvan frágiles
se desintegren en la luz.
Que aquello que pronunciamos con palabras
se rebele
y la vida nos tome por sorpresa.
Fragmento de libro en preparación).
Foto: Candelaria Rivero
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