El hígado nos
regula.
El pasado nos
regula.
El ego nos regula.
El miedo nos regula.
El juicio nos
regula.
Por eso
salva tu hígado y
sólo habrá
presente.
El resto de cosas
quedará fuera
porque no pertenecen
a la vida,
no pertenecen a la
verdadero.
Por eso,
por ridículo que suene,
por ridículo que suene,
salva tu hígado
y salvarás el amor.
Foto / Poesía por Candelita
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